Movimiento estudiantil en la dictadura

Es indudable que en este periodo nefasto de nuestra historia, una de las principales perjudicadas, fuera nuestra educación, nuestra universidad. Que de por si no se encontraba alejada del contexto Nacional, venia de sometimientos, intervenciones impuestas por Onganía, y los dos gobiernos constitucionales subsiguientes tampoco fueron demasiados considerados, crearon la AAA, que condeno a muerte a militantes del movimiento estudiantil, por pensar diferente.

El 24 de marzo de 1976 ingresa al poder “el proceso de reorganización nacional” apuntando sus armas hacía las universidades publicas, interviniéndolas, acusándolas de ser las casas de fomento de la subversión, se restringieron los ingresos para evitar masividad en el claustro, manipularon los concursos y persiguieron políticamente a todos los profesores que por sus ideas individuales resultasen en un aparente peligro para el poder del estado, las titularidades de las cátedras fueron ocupadas por personas, conformistas en su mayoría, que no hicieron nada, y colaboracionistas de la extrema derecha católica que ocuparon cargos de relevancia, llevando a la universidad a un estado de mediocridad educativa, y un retroceso en el tiempo “la reforma universitaria ya no tenia valor”.

El movimiento estudiantil que junto a otros grupos juveniles defendieron el estado de derecho y constitucional, estos que ya venían asediados por la AAA, no soportaron el terrorismo de estado que trajo ese 24 de marzo, se elimino cualquier posibilidad de movilización, de manifestación, de expresión. Los encarcelamientos, las condenas a muerte, las desapariciones de personas, lograron que el movimiento estudiantil se disperse, algunos sectores se exiliaron, otros pasaron a la clandestinidad, “otros simplemente desaparecieron”.

El movimiento en 1978 retoma nuevamente la lucha a favor de las universidades, la FUA intenta una normalización, encabezada por Marcelo Marcó elabora una serie de documentos cautelosos en su redacción, se embandera nuevamente en los principios de la reforma universitaria, exigiendo un ingreso irrestricto, un mayor presupuesto, y afianzar una universidad publica, gratuita, y obligatoria.

En 1980 en una audaz decisión la FUA arremete contra el arancelamiento de las casa de estudios, a través de llevar a cabo un petitorio que logra reunir mas de 18000 firmas, una peligrosa cachetada al gobierno de facto.

Luego la FUA en 1982 se integra a algunas reuniones de la comisión multipartidaria, con el fin de pedir apoyo a los dirigentes partidarios, para rechazar las mediocres y conservadoras políticas educativas impuestas por el gobierno.

El movimiento estudiantil ya se sentía fuerte nuevamente, listo para comenzar una verdadera lucha, y es en octubre de ese mismo año que la FUA encabeza una movilización por las calles de Buenos Aires, coreando cánticos y versos embanderados en la reforma en la vida y en la paz, pero contra la dictadura militar. “Entusiasta marcha de estudiantes universitarios” fue el titulo de una nota publicada por el diario La Nación, cuando todavía no estaban dadas las libertades de prensa.

Este fue el quiebre fundamental y el acto paradigmático, para la reconstrucción del movimiento estudiantil. Ya en el año siguiente comenzaron los congresos las movilizaciones, la reaparición de las diferentes agrupaciones estudiantiles, la Franja Morada que habría llevado la conducción de la FUA en estos difíciles tiempos, el MNR, JUP, JUI, entre otras fuerzas universitarias. Se comenzaba a respirar los aires de democracia, que pronto estarían por llegar.